miércoles, 13 de mayo de 2015

EL TEATRO COMO FINALIDAD EXPRESIVA Y LIBERADORA PARA LA PERSONA…

28/04/2015



El teatro como una acción social, como una herramienta que permite la transformación social, tanto a nivel colectivo como a nivel individual. Un ámbito para expresar, reivindicar, reflexionar, crear, denunciar situaciones injustas…

En los textos trabajados, vemos como a través del teatro se elaboran diversidad de proyectos y modelos de acción social, que permiten el empoderamiento de las personas, haciéndoles creer en sus capacidades y dándoles la oportunidad de crear a través de actividades artísticas. Estas actividades artísticas, que presentan un gran contenido socio-educativo, favorecen la reinserción social, siendo un instrumento útil para trabajar con colectivos vulnerables o en riesgo de exclusión social.

Estos modelos, utilizan diferentes palabras o conceptos como la mediación artística, el arteterapia o el desarrollo cultural comunitario, para transmitir una idea muy similar, utilizar el arte, concretamente el teatro, para lograr la transformación.


Un aspecto común que podemos encontrar en los diferentes modelos, es la importancia que cobra el proceso, mucho más allá del resultado o producto que se obtiene. Por ello, el principal foco de atención se da en cómo las personas durante el proceso presentan cambios que les permiten, desarrollar su creatividad, aumentar su confianza, fomentar la escucha y la comunicación, promover y favorecer la cohesión grupal a través de experiencias compartidas, así como adquirir habilidades para la resolución de conflictos que pueden surgir durante el proceso.

A su vez, estos modelos optan por una metodología flexible, en la que las propias personas son las que fijan y marcan el proceso, siendo participantes activos de su propio proceso, donde el profesional adquiere un rol de acompañamiento, estableciéndose así, relaciones de horizontalidad.

Así pues, con esta metodología, en el teatro, el trabajo se plantea desde dos dimensiones, por una parte, como cambio individual y personal, en el que la persona busca su propia transformación y crecimiento, y por otra parte, como cambio colectivo y comunitario, a través de la construcción de grupo, las relaciones, la comunicación, etc.   

En este sentido, como educadores y educadoras sociales tenemos la posibilidad de introducir el arte como un ámbito de intervención, teniendo la posibilidad de realizar intervenciones socio-educativas a través de actividades artísticas, dada la amplia variedad de posibilidades que presentan en la acción social, siendo conscientes de que esto requiere una formación.


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